La canción protesta ha quedado a merced de
cuatro raperos. Y eso es mucho decir. Ya no queda nada de aquellas canciones
que movilizaron al pueblo frente a las injusticias. En los 60, 70 y 80 toda España
galopó hasta enterrarlos en el mar, guiados por Paco Ibáñez. Raimon nos
puso a todos cara al vent. Serrat nos llamó a filas para la libertad…
¿Y ahora qué? Ahora tarareamos letras simplonas, vacías y repetitivas durante
todo el año (porque el verano musicalmente ha pasado a durar 12 meses, sin
equinoccios ni nada). Nos guían despacito a que Miami nos confirme
que somos idiotas. Mientras tanto el mundo avanza gobernado por las élites que
ahora campan libres sin ser importunadas por ninguna canción. Por desgracia solo nuestras mentes están
ocupadas en banalidades, el resto continúa. La realidad cambia lentamente
acorralándonos con sigilo, despacio pero definitivamente, hasta que un día de
pronto, despertemos con brusquedad y desazón de este aletargamiento musical y
cultural. Y entonces nos daremos cuenta de lo insulsos e inconscientes que
fuimos y de lo bien que nos habría venido que Aute nos mandara al alba o
que Krahe nos hubiera señalado más hombres blancos que hablaban con lengua de
serpiente.
Publicado en 20Minutos el 17 de julio de 2017 y en XLSemanal el 30 de julio de 2017 (nº 1553).
Comentarios
Publicar un comentario