Corrupción

Muchas cosas han pasado desde que escribí mi último post. Es imposible abarcarlo todo, por ello hoy me centraré en la corrupción (not in Miami, in Spain).


En el último Salvados, Jordi Évole entrevistó a Mariano Rajoy. Tras ver el programa sigo sin saber al 100% si este hombre es o ha sido corrupto, puede que no. Cuestión diferente es que haya olfateado la corrupción a escasa distancia y que no haya hecho nada, puede que sí. Entre otras cuestiones, Évole le preguntó por la corrupción orgánica que hay en la Comunidad Valenciana (las tres provincias están pringadas, también el Gobierno autonómico) y por su estrecha relación (en su momento, ahora no) con el célebre Bárcenas (sé fuerte Luis, vaya tela...) entre otros temas.

Mariano contestaba a todo esto con su inmutable discurso: la corrupción son casos aislados, la mayoría de miembros del partido es gente honrada y trabajadora... Pero qué se yo, parece que no ha calado en mí su mensaje.

Da la sensación de que la corrupción en los partidos (en los viejos es claro y en los nuevos está por ver) está muy asentada. No creo que todos sean corruptos, pero muchos sí. Y esos muchos ocupan cargos que no son notorios públicamente pero importantes dentro de la estructura del partido (o ambos). Diría incluso que son los que hacen subir y bajar al ascensor del partido. Fulanito hacia arriba, Menganito hacia abajo en función de la tolerancia y el respect que Fulanito y Menganito sientan por los corruptos y por su modus vivendi.

Es como si para llegar arriba, a cargos de importancia, los políticos tuvieran que haber estado bien conectados (enchufes de toda la vida) inicialmente y además de ello, deban tolerar y tragar con una serie de comportamientos (comulguen o no con ellos) hasta que alcanzan esos puestos de relevancia, pues, dar un paso al lado, removerse en la silla o denunciar corrupción interna, daría al traste con las expectativas de cualquier político con pretensiones ¿Merece la pena estar rodeado de esta chusma? A eso no debo responder yo.

Pero en España, en este país sin autocrítica, creemos que Sudamérica está podrida de corrupción y que aquí no pasa nada. Nos creemos mejores que las dictaduras africanas, que los Parlamentos de países de Europa del Este donde sus políticos se lían a puñetazo limpio. Creemos que somos Occidente y europeos. Pero el partido que gobierna está corrompido, la oposición también y los nuevos ya veremos.

Ya lo dijo Bismark: "España es el país más fuerte del mundo, los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido".

Y lo que nos queda...






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