Voto por correo

Estoy de vacaciones, ¡qué bien!, (pensé), voy a tumbarme y leer, hacer deporte o descansar. Pero de eso nada, el apretado horario laboral y la mala costumbre de algunas entidades de abrir únicamente por las mañanas están haciendo de estos días de ocio y vacaciones, días de bancos y gestiones (espero se note la pequeña pero musical rima).

VOTO POR CORREO política, gobierno, pactos, PP, PSOE, C' PODEMOS Entre otros menesteres hoy ocupaba un punto importante en mi lista de tareas: la solicitud para su posterior emisión del voto por correo. El motivo de que lo haya intentado pedir hoy (mañana termina el plazo) es que para las presentes elecciones se tendrá en cuenta el censo a fecha 1 de enero de 2015 donde no se recoge mi actual ubicación padronal (con la burocracia hemos topado) y que me obliga a votar a distancia, circunstancia de la que he sido ajeno hasta el día de ayer.

Como digo me he dirigido a dos oficinas de Correos y en ninguna de ellas he podido realizar gestión alguna. En la primera me detuve escasos segundos y tras comprobar que era horario prime time (12:00 horas de la mañana), me marché y continué con otras cosas. Sin embargo, en la segunda sí que he echado 20 minutos largos. Me centro en esta segunda experiencia.

Entré sobre las 15:30 horas en la oficina pensando que la cosa estaría más calmada, pero no. Me dirigí al expedidor de números y sobre éste encontré un papel escrito a mano que rezaba: para el voto por correo, abajo (sin realizar mención alguna a la imperativa necesidad de sacar número). Dirigí mis pasos hacia abajo donde constaté que muchos compañeros habían tenido el mismo problema burocrático censal que yo: la sala estaba a reventar de electores.

Una vez abajo y pasado el susto decidí ponerme en contacto con otros votantes más experimentados que yo (a poco), pues el personal de la oficina (una persona) estaba muy atareado atendiendo a la abultada masa electoral que allí se congregaba (bien daba para hacer un mitin). Amablemente mis compañeros al verme más perdido que una brújula en una lavadora me dieron las consignas básicas para realizar la solicitud del voto por correo, a saber; cumplimentar el formulario A, cumplimentar el formulario B (cada uno de una forma) y coger un sobre (y cumplimentarlo).

Terminadas estas operaciones decidí esperar lo que fuera necesario. De pronto me di cuenta de que una pantalla señalaba en orden creciente una serie de números correlativos mientras el personal avanzaba a su compás, es decir para aquello había que sacar número y yo no lo tenía (estúpido papelajo escrito a mano). A mi favor diré que había dos colas: solicitudes y emisión de voto (sí, ambas atendidas por una persona), y que sólo una de ellas requería número, la mía (ya es mala suerte).

Derrotado, decido plegar velas e intentarlo al día siguiente temprano, recordando que la solicitud es sólo el primer paso y que de conseguirlo, a continuación deben remitirme la documentación personalmente y en un amplio horario a la dirección señalada en el formulario A (pudiendo poner la dirección del trabajo y que te pille en casa o viceversa). Esto supone una trampa mortal para muchos electores, pues ya en una ocasión fui incapaz de votar por este motivo y esta vez, a pesar de los esfuerzos que vengo haciendo, voy por el mismo camino.

Mi modo de protesta útil o no, es este post y el bolígrafo Bic (sin capuchón) que he chorizado a la oficina en pago de esos 20 minutos perdidos de mis vacaciones. Sustracción realizada sabedor de que el único empleado encargado de atender a más de 60 personas (unas con número y otras sin él) estaría ligeramente ocupado como para darse cuenta de semejante desvalijo.

(Soy de naturaleza despistado, pero el caos y las dificultades para votar por correo son evidentes, este post es una anécdota con la que intento poner de manifiesto lo bananero de esta organización del voto a distancia).


Así es, hasta luego.



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